Pizzas vegetarianas, una manera de verte saludable

¿A quién no le gusta la pizza? Sin duda, es una de las comidas favoritas de muchos, que gracias a los múltiples ingredientes que lleva, puede ser el mejor acompañante de un almuerzo o cena.

Aunque siempre están las típicas propuestas llenas de ingredientes que pueden convertirse en un exceso de grasas, hay otras alternativas súper nutritivas que nos ha regalado esta especialidad de la comida italiana.

Las pizzas vegetarianas son una propuesta basada en incluir ingredientes saludables que van desde la masa. El proceso no tiene que ser complicado, y tú mismo lo puedes realizar desde casa con una variada propuesta. En esta nota te damos algunas ideas para prepararlas sin problemas.

1. Pizza vegetariana con mozzarella.

Si el queso debe ser un ingrediente básico en tu pizza, no te preocupes, hay una manera sencilla de que este ingrediente sea pieza importante en tu propuesta vegetariana. Vas a necesitar:

• Salsa de tomate

• Media berenjena

• Queso mozzarella

• Medio zapallo

• 1 tomate

• Hojas de albahaca

• Orégano

Comienza la preparación, esparciendo la salsa de tomate sobre la masa. Luego, añade las rodajas de berenjena, zapallo y tomate. Termina incluyendo la mozzarella cortada. Llévala al horno y ponla a unos 180°. Cuando veas que la pizza ya está crocante, reitira del horno y adorna con las hojitas de albahaca.

2. Pizza vegetariana con champiñones y zapallo.

Los champiñones son un clásico ingrediente en las pizzas de todo tipo. Trabaja con este complemento y cocina una pizza vegetariana para sorprender a quien quieras. Estos son los ingredientes:

• 1 zapallo

• 2 tomates

• Champiñones

• Salsa de tomate

• Aceite de Oliva

• Sal

• Orégano

Corta en rodajas el zapallo, los tomates y los champiñones. Por otro lado, trabaja con la masa de la pizza (que puedes conseguir en cualquier mercado) y esparce sobre ella la salsa de tomate. Luego, añade todos los ingredientes cortados. Antes de llevar al horno, y para que la consistencia no esté seca, incluye una pizca de sal y un chorrito de aceite. Deja cocinar en el horno, a 180° por al menos 30 minutos. Y, ¡provecho!